Es un hecho que la comunicación va adaptándose progresivamente a un público cada vez más exigente y con más recursos tanto materiales como intelectuales. Estudié periodismo amparado en la norma de las 5W (¿Quién? ¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¿Cómo?). Cuando decidí ampliar mi formación en marketing digital, la clave era el posicionamiento y el SEO. Al lanzarme al mundo de las redes sociales, fueron las KPI (Key Performance Indicators) las protagonistas. Y ahora me enfrento a un nuevo campo que explorar e investigar: El Branded Content.
Como ven, soy un tipo acostumbrado a afrontar nuevas claves de comunicación, pero cada día atosigo a mis compañeros de Pop Up con una pregunta que se repite en mi cabeza: “Pero… ¿esta acción es Branded Content o no? A lo largo de estas semanas han intentado explicarme pacientemente, no sólo las bases principales, sino también dónde se encuentran sus límites. Tengo que reconocer que aún es difícil comprender la revolución que supone esta disciplina, punta de lanza de la publicidad actual, y cómo se aplica dentro de nuestras fronteras.
Si es difícil para mí, que trabajo en la primera agencia de Branded Content de nuestro país; no quiero imaginar lo que debe suponer encarar algo así para las grandes empresas que, lamentablemente, siguen con resquicios de sedentarismo entre sus filas de directivos.
Existen agencias que venden colaboraciones con bloggers o tuits patrocinados entre sus propuestas de “contenido de marca”; además de autoproclamados expertos que sólo saben proponer blogs corporativos. Una serie de elementos que ensombrecen el potencial, la creatividad y originalidad de las que debería hacer gala el Branded Content. Una disciplina creada para sorprender pero que muchos siguen intentando anclar en sus propuestas tradicionales.
Me he dado cuenta de que la respuesta a la cuestión que lanzo en el titular es mucho más sencilla de lo que parece. Sólo se puede responder a la pregunta “¿Dónde están los límites del Branded Content?” Con otra pregunta: ¿Qué límites?. La verdadera efectividad se consigue gracias a romper esos temidos límites entre la publicidad tradicional, las nuevas formas de comunicación, las empresas que necesitan nuevas claves para transmitir su mensaje y los prosumidores.
Independientemente de los límites legales del Branded Content (que tan bien explica en este post el blog “Con tu Negocio” de Movistar), tenemos que comprender que no existen límites creativos en cuanto a una buena acción de Branded Content, y que precisamente intentar rebasar esos límites de creatividad hará del mismo un producto aún mejor.
Así que los límites, en este caso, se convierten en los principios. Arriesga, y ganarás.